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domingo, 8 de enero de 2012


Sobrevuela la ciudad pequeña. En ella hay cosas que no desearías encontrarte. El cielo te cuida y te arropa, te aparta de la estrepitosa vida de las calles, la soledad de las farolas, lo roto reflejado en los charcos de agua sucia. Vuela muy alto y deja que el sol te guíe, que caliente tus manos y que te cuide por las mañanas porque, las noches, niña dulce, las noches no son para ti. Alza tus alas y emprende el viaje, vete lejos, hacia las estrellas. 
Por una vez no mires al suelo, no pienses en la posibilidad de caer, de chocar. Es difícil, porque el ser humano se siente atraído por las alturas, por eso tienen vértigo. Tú no lo tengas. Tus plumas, tu pico de oro, jamás dejarán de brillar.
No temas a nada, a nadie. Eres tú contra ti misma, solo eso. Deshazte de lo que te ata y libérate, se libre.
Es hora de partir. 
Hazlo.
Vuela
texto escrito por el corazón de M.G

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