A ti te debo mi pasión por la fotografía, por el amor a los colores del mundo, por la afición de buscar lo más bonito, íntimo, escondido y perdido de este planeta a través de un objetivo. A ti te debo mi vida, mi inteligencia y mis ilusiones. Lo logrado, lo vivido, lo olvidado y lo aprendido. A ti padre, te debo la existencia de mi pequeño ser. Porque sin tu grandeza, sin tu sabiduría, tus vivencias e historias, tu gracia y tu tolerancia, sin tus virtudes y defectos, yo… yo no sería nada.
Fotos: Mi padre.
A ti dedico estas líneas, padre.